REFLEXIONES DE LA TRANSDISCIPLINARIEDAD.
AUTORES:
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Bravo Edelin
Loreto Trina
Ponte Maryuri
Quintana Carmen
Requena Maritza
Rubin Vilma
Sanchez Aida
Silvera
María
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C.I. 15.220.015
C.I. 8.790.546
C.I. 11.365.909
C.I. 9.917.342
C.I. 8.552.059
C.I. 3.951.883
C.I. 8.570.462
C.I. 13.680.720
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FACILITADOR:
Dr. Jorge Luis España
Transdisciplinariedad, Educación Superior y De
Postgrado
El hombre primitivo, desde épocas remotas
ante la inmensidad de la naturaleza y los misterios que se le presentaban, se
vio obligado a construir intuitivamente explicaciones sobrenaturales sobre lo
que no entendía y con ello creó las primeras concepciones del mundo, es decir,
los mitos, la magia y la religión, sustentadas en el miedo, la intuición, la fe
o el principio de autoridad.
Históricamente la
interdisciplinariedad ha surgido como resultado de dos motivaciones
fundamentales: una académica (epistemológica) y otra instrumental. La primera
tiene como objetivo la reunificación del
saber y el logro de un cuadro conceptual global, mientras que la segunda, pretende
investigar multilateralmente la realidad, por el propio carácter variado,
multifacético y complejo de la misma y
la necesidad de obtener un saber rápidamente aplicable, en consonancia
con la creciente interrelación entre Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS).
Los orígenes de la
interdisciplinariedad datan de la antigüedad, pero no nos referiremos a ello en
este contexto. Sólo apuntaremos que su renovado impulso a partir de la segunda
mitad de este siglo ha traído consigo la
generalización de formas cooperadas de investigación, la producción de cambios estructurales en las instituciones
científicas y universitarias, así como nuevas relaciones
entre ellas; la sociedad y los sectores
productivos.
Cabe
señalar que Con el transcurrir del tiempo se fue imponiendo la razón como la
principal fuente de conocimientos confiables y la asociación en comunidades
como la mejor forma de sobrevivir. Pero la
de satisfacer cada vez mejor la escasez
de materiales básicos condujo a la división de los trabajadores en
manuales (es decir, los que hacen el trabajo físico) y trabajadores intelectuales, o sea, quienes por suerte o
por mayor habilidad se hacen propietarios del principal medio de producción (la
tierra) y explotan a los demás. Esto fue el inicio de una progresiva
subdivisión no solamente del trabajo humano sino del saber mismo, a la
conformación de oficios, profesiones y disciplinas, cada vez más específicos.
La
creciente complejidad de la sociedad
humana ha ido generando un
conjunto ascendente de problemas
cuyas soluciones no pueden lograrse con enfoques individualistas y
disciplinarios aunque ellos sean de la más alta calidad. Así sucede con
cuestiones como la contaminación ambiental, las guerras, la pobreza o la
delincuencia. Para enfrentar tales problemas se han creado, a través de los
tiempos, las teorías y las doctrinas políticas pero, para resolverlos
eficientemente, son necesarios los enfoques científicos y técnicos.
En
la Grecia antigua se conforma otra concepción del mundo, la Filosofía, la cual
se centra en la reflexión y la razón, la integración de todo el saber humano,
como ciencia de las ciencias, como conjunto de todos los conocimientos
supuestamente verdaderos (o episteme), distinto de las opiniones (odoxa). Esta
posición es retomada por los enciclopedistas de la Revolución Iluminista del
siglo XVII y, posteriormente, nuevos movimientos aparecieron intentando buscar
la unificación del saber o, en su defecto, lo que hay en común entre las ciencias.
En
los primeros tiempos de la Edad Media se dividió la Filosofía en dos campos: la
Metafísica que incluía la actual Filosofía, la Teología y la Lógica (o sea, las
disciplinas cuyas proposiciones no pueden ser verificadas empíricamente) y, por
otra parte, la Filosofía Natural, o conjunto de lo que hoy llamaríamos ciencias materiales o duras. Por otro lado ya
aparece también
Esta
reflexión explica la realización, a nivel mundial, de numerosos eventos sobre
tal temática y muy particularmente el Primer Congreso Mundial sobre
Transdisciplinariedad, encuentro llevado a cabo en Portugal en 1994, organizado
por un grupo de científicos y filósofos europeos encabezados por Edgar Morín,
Basarab Nicolescu y Lima de Freitas. El mismo culminó con la llamada
«Declaración Transdisciplinaria» (PCMT, 1994), la cual ha generado un
movimiento intelectual entusiasta por cuanto este enfoque se plantea como «una
nueva visión de la naturaleza y de la sociedad», más concretamente, como una
actitud de mente abierta que atraviesa, trasciende y va más allá de la visión
disciplinaria o especializada predominante entre los profesionales de nuestro
tiempo.
Esta
ambiciosa propuesta ha generado muchas expectativas, pero también muchas
interrogantes, porque la Declaración expresa, entre otras cosas, que «no es una
nueva religión, ni una filosofía, ni una ciencia de las ciencias» pero no
precisa si es un enfoque epistemológico, una metodología científica o una
ciencia, para mencionar algunas posibilidades. Por otra parte, las aplicaciones
de esta idea en la docencia y en la investigación científica en América Latina
son, hasta ahora, muy escasas por el carácter conservador de la mayoría de
nuestras universidades y universitarios, y porque no todos los componentes de
este enfoque son de fácil implementación.
Todo
esto explica el interés constante de muchos académicos por continuar el debate
sobre esta materia, al cual queremos
sumarnos hoy en actitud crítica.
En
este sentido Víctor moles trasciende los enfoques sociales de una sociedad que
no solo capacite al hombre bajo una visión capitalista o humanista al
contrario que el profesional tenga una actitud de mente abierta, y que trascienda debe ir más allá de la visión disciplinaria o
especializada predominante entre los profesionales de nuestro tiempo, por el
contrario donde se crea una visión tomando en cuenta la naturaleza y la sociedad.
Es
preciso ir poniendo en marcha o
consolidando algunas ideas donde
se conformen un conjunto de enfoques
metodológicos que son complementarios y útiles para el estudio de realidades
complejas, así como para el diseño de planes de estudio Si se quiere utilizar
tales herramientas para mejorar la educación superior, y muy especialmente los
estudios de postgrado, universitarios.
En este trabajo se
analiza la transdisciplinariedad como un enfoque epistemológico de
Aparición reciente
que puede ser útil en el estudio y solución de algunos problemas sociales, científicos
y técnicos complejos. Se presenta una visión histórica para destacar su origen
y trascendencia y se le relaciona con el proceso de desintegración del saber y
con otros enfoques tales como la multidisciplinar edad, la
interdisciplinariedad, el holismo, el positivismo y el método dialéctico. Se
destaca que la creciente desintegración del saber se ha ido reflejando en la
organización y en los planes de estudio de las universidades y se concluye con
algunas sugerencias que pueden permitir a los institutos de educación superior
de América Latina, sobre todo en sus estudios de postgrado, involucrarse en
problemas complejos utilizando enfoques metodológicos novedosos y
complementarios.
El autor propone que las instituciones
actuales deben dejar la formación laboral para las escuelas o institutos
profesionales especializados y convertir las universidades en ambientes
donde sus participantes estén
dedicados exclusivamente a la docencia de alto nivel y a la producción
intelectual (científica, técnica y humanística).
En
otras palabras las universidades deben ir cambiando las viejas
concepciones académicas para así
sustituir las anacrónicas docencia, investigación y extensión por, respectivamente, educación superior, producción intelectual y
acción social. Promover la formación
integral de los profesores y estudiantes universitarios, de manera que todos
reciban permanentemente formación
especializada y puedan desarrollar al máximo todas sus potencialidades
(biológicas, intelectuales y sociales).