lunes, 30 de abril de 2012


ANALISIS CRÍTICO REFLEXIVO   DE MI ACTUACION COMO DOCENTE



        En el transcurso de mi carrera,  tuve la experiencia de comenzar un proceso de estudio donde me enfrenté a retos tale como la administración del tiempo y a determinadas  situaciones con ciertas prioridades tanto a nivel educativo como a nivel personal, logrando en mi un aprendizaje y madurez al afrontarlas en la cuales debía tener determinación y constancia.
        Para mí, el estudio de este doctorado en Ciencias de la Educación en la UNERG, fue la mejor opción para mi formación he tenido la oportunidad de estudiar a  mi propio ritmo y descubrir muchas áreas del conocimiento  científico, lo que me permitió dar repuesta a muchas interrogantes que jamás las hubiera resuelto con la metodología  tradicional de enseñanza. A través de mis estudios he  valorado la experiencia  y el nuevo aprendizaje lo que me permite avanzar en el desarrollo de nuevas habilidades necesarias dentro  de este proceso Educativo (Praxis educativa).
        La mezcla del conocimiento científico y del conocimiento empírico, enriquece  con  mayor profundidad  los conocimientos y por ende  me permitió visualizar nuevos campo de acción laboral desde ya puedo afirmar que mi experiencia ha sido positiva.
         Además de lo anteriormente expresado, quiero finalizar con unas reflexiones que el Dr. Balza nos dejó en el foro.

         La cualidad más importante del hombre es poder pensar y expresar  sus pensamientos.  Una sola mirada no sirve,  hay que buscar las posibilidades epistemológicas, hay que  adoptar un pensamiento complejo, para pensar mas allá de lo simple, de lo obvio, de lo conocido, de modo que pudiéramos cerrar algunas interrogantes e ir en búsqueda de nuevos conocimientos para estar a la par con los estudiantes de la nueva era.








AUTORA:   MARYURI  PONTE
FACILITADORA :  Dra. FERYENNI PADRINO

viernes, 27 de abril de 2012


REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DE EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD RÒMULO GALLEGOS
DOCTORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
VALLE DE LA PASCUA-ESTADO GUÀRICO







REFLEXIONES DE LA TRANSDISCIPLINARIEDAD.








AUTORES:
Bravo Edelin
Loreto Trina
Ponte Maryuri
Quintana Carmen
Requena Maritza
Rubin Vilma
Sanchez  Aida
Silvera María 
C.I. 15.220.015
C.I.   8.790.546
C.I. 11.365.909
C.I.   9.917.342
C.I.   8.552.059
C.I.   3.951.883    
C.I.    8.570.462
C.I.  13.680.720

FACILITADOR:                                                                                     

Dr. Jorge Luis España                                                                       















                                
Transdisciplinariedad, Educación Superior y De Postgrado



            El hombre primitivo, desde épocas remotas ante la inmensidad de la naturaleza y los misterios que se le presentaban, se vio obligado a construir intuitivamente explicaciones sobrenaturales sobre lo que no entendía y con ello creó las primeras concepciones del mundo, es decir, los mitos, la magia y la religión, sustentadas en el miedo, la intuición, la fe o el principio de autoridad.
Históricamente la interdisciplinariedad ha surgido como resultado de dos motivaciones fundamentales: una académica (epistemológica) y otra instrumental. La primera tiene como objetivo la reunificación  del saber y el  logro de  un cuadro conceptual  global, mientras que la segunda, pretende investigar multilateralmente la realidad, por el propio carácter variado, multifacético y complejo de la misma y  la necesidad de obtener un saber rápidamente aplicable, en consonancia con la creciente interrelación entre Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS).
         
  Los orígenes  de la interdisciplinariedad datan de la antigüedad, pero no nos referiremos a ello en este contexto. Sólo apuntaremos que su renovado impulso a partir de la segunda mitad de este siglo ha traído consigo  la generalización de formas cooperadas de investigación, la producción de   cambios estructurales en las instituciones científicas  y  universitarias, así como nuevas relaciones entre ellas; la sociedad  y los sectores productivos.

Cabe señalar que Con el transcurrir del tiempo se fue imponiendo la razón como la principal fuente de conocimientos confiables y la asociación en comunidades como la mejor forma de sobrevivir. Pero la  de satisfacer cada vez mejor la escasez  de materiales básicos condujo a la división de los trabajadores en manuales (es decir, los que hacen el trabajo físico) y trabajadores  intelectuales, o sea, quienes por suerte o por mayor habilidad se hacen propietarios del principal medio de producción (la tierra) y explotan a los demás. Esto fue el inicio de una progresiva subdivisión no solamente del trabajo humano sino del saber mismo, a la conformación de oficios, profesiones y disciplinas, cada vez más específicos.

La creciente  complejidad de la sociedad humana ha ido  generando   un   conjunto ascendente  de problemas cuyas soluciones no pueden lograrse con enfoques individualistas y disciplinarios aunque ellos sean de la más alta calidad. Así sucede con cuestiones como la contaminación ambiental, las guerras, la pobreza o la delincuencia. Para enfrentar tales problemas se han creado, a través de los tiempos, las teorías y las doctrinas políticas pero, para resolverlos eficientemente, son necesarios los enfoques científicos y técnicos.
En la Grecia antigua se conforma otra concepción del mundo, la Filosofía, la cual se centra en la reflexión y la razón, la integración de todo el saber humano, como ciencia de las ciencias, como conjunto de todos los conocimientos supuestamente verdaderos (o episteme), distinto de las opiniones (odoxa). Esta posición es retomada por los enciclopedistas de la Revolución Iluminista del siglo XVII y, posteriormente, nuevos movimientos aparecieron intentando buscar la unificación del saber o, en su defecto, lo que hay en  común entre las ciencias.
En los primeros tiempos de la Edad Media se dividió la Filosofía en dos campos: la Metafísica que incluía la actual Filosofía, la Teología y la Lógica (o sea, las disciplinas cuyas proposiciones no pueden ser verificadas empíricamente) y, por otra parte, la Filosofía Natural, o conjunto de lo que hoy llamaríamos  ciencias materiales o duras. Por otro lado ya aparece también

Esta reflexión explica la realización, a nivel mundial, de numerosos eventos sobre tal temática y muy particularmente el Primer Congreso Mundial sobre Transdisciplinariedad, encuentro llevado a cabo en Portugal en 1994, organizado por un grupo de científicos y filósofos europeos encabezados por Edgar Morín, Basarab Nicolescu y Lima de Freitas. El mismo culminó con la llamada «Declaración Transdisciplinaria» (PCMT, 1994), la cual ha generado un movimiento intelectual entusiasta por cuanto este enfoque se plantea como «una nueva visión de la naturaleza y de la sociedad», más concretamente, como una actitud de mente abierta que atraviesa, trasciende y va más allá de la visión disciplinaria o especializada predominante entre los profesionales de nuestro tiempo.
Esta ambiciosa propuesta ha generado muchas expectativas, pero también muchas interrogantes, porque la Declaración expresa, entre otras cosas, que «no es una nueva religión, ni una filosofía, ni una ciencia de las ciencias» pero no precisa si es un enfoque epistemológico, una metodología científica o una ciencia, para mencionar algunas posibilidades. Por otra parte, las aplicaciones de esta idea en la docencia y en la investigación científica en América Latina son, hasta ahora, muy escasas por el carácter conservador de la mayoría de nuestras universidades y universitarios, y porque no todos los componentes de este enfoque son de fácil implementación.
Todo esto explica el interés constante de muchos académicos por continuar el debate sobre esta materia,  al cual queremos sumarnos hoy en actitud crítica.
En este sentido Víctor moles trasciende los enfoques sociales de una sociedad que no solo capacite  al hombre  bajo una visión capitalista o humanista al contrario que el profesional tenga una actitud de mente abierta, y que  trascienda debe ir  más allá de la visión disciplinaria o especializada predominante entre los profesionales de nuestro tiempo, por el contrario donde se crea  una visión  tomando en cuenta la naturaleza  y la sociedad.
Es preciso ir poniendo en marcha o  consolidando  algunas ideas donde se conformen  un conjunto de enfoques metodológicos que son complementarios y útiles para el estudio de realidades complejas, así como para el diseño de planes de estudio Si se quiere utilizar tales herramientas para mejorar la educación superior, y muy especialmente los estudios de postgrado, universitarios.  


En este trabajo se analiza la transdisciplinariedad como un enfoque epistemológico de
Aparición reciente que puede ser útil en el estudio y solución de algunos problemas sociales, científicos y técnicos complejos. Se presenta una visión histórica para destacar su origen y trascendencia y se le relaciona con el proceso de desintegración del saber y con otros enfoques tales como la multidisciplinar edad, la interdisciplinariedad, el holismo, el positivismo y el método dialéctico. Se destaca que la creciente desintegración del saber se ha ido reflejando en la organización y en los planes de estudio de las universidades y se concluye con algunas sugerencias que pueden permitir a los institutos de educación superior de América Latina, sobre todo en sus estudios de postgrado, involucrarse en problemas complejos utilizando enfoques metodológicos novedosos y complementarios.

 El autor propone que las instituciones actuales deben dejar la formación laboral para las escuelas o institutos profesionales especializados y convertir las universidades  en ambientes   donde   sus participantes estén dedicados exclusivamente a la docencia de alto nivel y a la producción intelectual (científica, técnica y humanística).
En otras palabras las universidades deben ir cambiando las viejas concepciones  académicas para así sustituir las anacrónicas docencia, investigación y extensión por,  respectivamente,  educación superior, producción intelectual y acción social.  Promover la formación integral de los profesores y estudiantes universitarios, de manera que todos reciban  permanentemente formación especializada y puedan desarrollar al máximo todas sus potencialidades (biológicas, intelectuales y sociales).


LA TRANSDISCIPLINARIEDAD Y LA CIENCIA COMO FUNDAMENTO DE UNA EDUCACIÓN PARA
LA PAZ Y LA JUSTICIA.
                           Daniel Roberto Altschuler

  
                                                                
Daniel Roberto Altschuler, en la lectura, concibe la  transdisciplinariedad  como una visión del mundo que busca ubicar al hombre y a la humanidad en el centro de nuestra reflexión, y desarrollar una concepción integradora del conocimiento y su  aplicación en el mundo educativo para la formación del nuevo hombre no sólo para la vida como profesional sino como ciudadano comprensivo y solidario que respete y proteja al planeta donde vive en sociedad. Estas ideas están basadas en las reflexiones de Edgar Morín, acerca de lo que debe ser la   universidad de hoy  al servicio de la solidaridad humana, de la vida toda y de la tierra que es nuestra casa. De igual manera se expresan algunas reflexiones en cuanto a la forma cómo deben funcionar las comunidades educativas y la necesidad de llevar los nuevos conocimientos a todos los ámbitos de la vida para el cambio de actitud del hombre en la sociedad.

La propuesta se ubica en el contexto postmodernista, en la que se refleja su visión de la educación como fenómeno social donde el pensamiento crítico es de suma importancia, ya que vivimos en una era donde prevalece la tecnología de la información y la comunicación; por lo que hay que educar para reflexionar y discernir entre información y conocimiento. Es por ello que se requiere de un cambio de ideales donde se considere el futuro de la humanidad; ya que, el gran problema  hoy en día,  es que estamos a merced de dificultades globales como la crisis ambiental, como el cambio climático global, como los crecientes procesos de ingobernabilidad, como la crisis del hambre  y la retroalimentación de todos estos problemas; y por otro lado,  la vida personal, social e institucional, en el mundo actual, se ha vuelto cada vez más compleja en todas sus dimensiones.

Por lo tanto frente, a estos problemas globales, deben existir soluciones globales, ya que no se pueden enfrentar  con conocimientos fragmentados, y  para comprender esta realidad se requieren nuevos conceptos. Entre estos  se destaca el de transdisciplinariedad, el cual  se trata de  un movimiento intelectual y académico, que  desea ir más allá, no sólo de la uni-disciplinariedad, sino también, de la multi-disciplinariedad y de la inter-disciplinariedad.

La transdisciplinariedad, no es únicamente una colaboración de varias disciplinas.  Es una concepción capaz de tomar o poner la correlación en modo coherente de los elementos de conocimiento de las disciplinas. Con la transdiscplinariedad se intenta responder y encontrar los caminos del misterio del humano y de la complejidad humana. Al respecto Morin expresa: Necesitamos un principio de conocimiento que no sólo repita sino que revele el misterio de las cosas

          La transdisciplinariedad  se concibe como una visión del mundo que busca ubicar al hombre y a la humanidad en el centro de nuestra reflexión, y desarrollar una concepción integradora del conocimiento. Para ello, esta corriente de pensamiento ha desarrollado tres pilares: los niveles de realidad, la lógica del tercero incluido y la complejidad, a partir de los cuales pretende fundar una metodología que aborde la cuestión humana y del conocimiento desde una perspectiva de interconexión en el sentido de complexus o “lo que está tejido junto”, según la expresión de Edgar Morín. Lo anterior, teniendo siempre presente que una visión totalizadora y completa de lo humano y del conocimiento son imposibles dada la incertidumbre y la incompletud fundamental que caracteriza  estos dos fenómenos

En los momentos actuales los procesos de integración del saber que están teniendo lugar, como resultado del desarrollo de la ciencia y la técnica, y la necesidad urgente  de una cultura  que garantice la existencia de nuestro Planeta Tierra y  la humanidad, están encontrando respuesta en los procesos  transdiscipliarios.

         Hoy en día, se impone la  urgente necesidad de reformar el pensamiento educativo, para, sin renegar de la disciplinariedad, pasar a los procesos vinculados e integrados, es decir, a la inter, la multi y transdisciplinariedad. Más que dividir, se requiere unir y articular saberes. La visión transdisciplinaria de la educación universitaria, debe buscar resolver los problemas con conciencia planetaria, enseñando la condición humana, la solidaridad, la ética, el respeto por nuestros semejantes, la responsabilidad, la justicia,  logrando la ciudadanía en el hombre para la búsqueda de la paz.

La nueva universidad que debemos a las futuras generaciones, depende de nuestra voluntad de cruzar el mero discurso y construir ya el escenario adecuado que prepare a los jóvenes para esa aventura sideral de lo que deberá ser el nuevo ser humano. Unos pensamos, otros hacemos, y otros pensamos y hacemos pero todos tenemos el mérito mientras lleguemos al objetivo. La idea de quebrantar las esferas de la ortodoxa universitaria para entrar en las esferas contemporáneas de la etérea universalidad para profundizar en el sentido de la vida es un reto que debemos de resolver desde la trinchera de la interdisciplinariedad y los nodos necesarios de la transdisciplinariedad y así comprender mejor las posibilidades del conocimiento como instrumento de la esperanza que se basa en lo imposible.

       Esta  universidad de hoy debe ser una universidad al servicio de la solidaridad humana de la vida toda y de la tierra que es nuestra casa. Es una universidad que no debe ocuparse sólo del éxito profesional de sus miembros sino que tendría que ocuparse a la vez de la armonía y de la justeza de la relación entre las sociedades y de los países y también del equilibrio en la tierra de todos los que la poblamos y de las especies que nos acompañan como fenómeno de vida único en el universo.

La educación superior debería apuntar a formar hombres íntegros y cultos, con autonomía de pensamiento, con voluntad constante y capacidad de criterio para participar y decidir en la construcción de una sociedad  no violenta, más justa, solidaria y equitativa, respetuosa de los derechos humanos, con un alto grado de sensibilidad por el respeto por la vida y por el logro de una paz duradera. Este carácter de “durabilidad” debe ser la base de nuestra manera de pensar la paz , de vivir en paz , de interactuar, de dirigir las empresas y las comunidades en un clima de paz.

Igualmente, se debe fomentar una cultura de la participación que conduzca al consenso en la solución de los problemas y a la solidaridad necesaria para el logro del bien común. Es muy difícil concebir un país en paz sin que se de una verdadera democracia participativa. Educar para la paz significa abrir las mentes y los corazones para acoger los valores básicos para una sociedad pacifica: la verdad, la justicia, el amor, la libertad, la solidaridad, el sentido de responsabilidad. Se trata de un proyecto educativo que abarca y dura toda la vida. Hace de la persona un ser responsable de sí mismo y de los demás, capaz de promover, con valentía e inteligencia, el bien de todo el hombre y de todos los hombres.

Esta formación para la paz será tanto más eficaz, cuanto más convergente sea la acción de quienes, por razones diversas, comparten responsabilidades educativas y sociales. El tiempo dedicado a la educación es el mejor empleado, porque es decisivo para el futuro de la persona y, por consiguiente, de la familia y de la sociedad entera.


REFERENCIA

Daniel Roberto Altschuler (2005). Hijos de las Estrellas. Editorial Akal, Madrid



ABORDAJE COMUNITARIO.

        El abordaje comunitario alude al conjunto de experiencias colectivas que a través de procesos múltiples, basados en la realización de actividades, guiado por un equipo técnico y motorizado por todos los participantes que integran el servicio comunitario, posibilitan instancias a partir de las cuales se desarrollan mecanismos que favorecen la demanda de necesidades más allá de la comunidad, al conjunto de experiencias colectivas que a través de procesos múltiples, basados en la realización de actividades, guiado por un equipo técnico y motorizado por todos los participantes que integran el servicio comunitario, posibilitan instancias a partir de las cuales se desarrollan mecanismos que favorecen la demanda de necesidades más allá de la comunidad. 
        El objetivo es implementar acciones tendentes a potenciar y fortalecer la participación de la comunidad organizada en las distintas esferas de su desarrollo, ejecutando programas que buscan generar las condiciones mínimas para la adecuada participación de las organizaciones sociales, a saber: motivación, legalización e información, entre otras. 
        Al iniciar el abordaje comunitario es importante dialogar con los integrantes de la comunidad, conocer su entorno, identidad cultural, religiosa, social y económica; es una fase de encuentro, reconocimiento del otro y entendimiento de que las comunidades son igualmente constructoras del saber. Este dialogo va más allá del conocimiento científico, en esencia en la declaración y afirmación que en el encuentro y práctica comunitaria ambos, universidad y comunidad organizada,   son constructores del saber. 




PENSAMIENTO COMPLEJO DE EDGAR MORIN
    El conocimiento debe utilizar la abstracción, pero este también debe buscar construirse con referencia a un contexto y, por ende, debe movilizar lo que el consciente sabe del mundo. La comprensión de datos particulares, sólo es pertinente en aquel que cultiva su inteligencia general, que moviliza sus conocimientos de conjunto en cada caso en particular.
   Es posible conocer todo acerca del mundo, así como también, aprender sus multiformes transformaciones, puesto que en el contexto de nuestra época, todo conocimiento político, económico, antropológico, y ecológico es el mundo mismo, esto es una necesidad intelectual y vital al mismo tiempo.
   El pensamiento complejo, no es en ningún caso un pensamiento que rechace la certeza en beneficio de la incertidumbre, que rechace la separación en beneficio de la inseparabilidad, que rechace la lógica para autorizar todas las transgresiones. El procedimiento consiste, por el contrario, en una ida y vuelta incesante entre certezas e incertidumbres, entre lo elemental y lo global, entre lo separable y lo inseparable. No se trata de abandonar los principios de la ciencia clásica (orden, separabilidad y lógica), sino de integrarlos en un esquema que es, al mismo tiempo, más amplio y más rico. No se trata de poner un holocausto global y vacío a un reduccionismo sistemático; se trata de incorporar lo concreto de las partes a la totalidad. Hay que articular los principios de orden y de desorden, de separación y de unión, de autonomía y de dependencia, que son, al mismo tiempo, complementarios, competidores y opuestos en el interior del universo.
   En resumen el pensamiento complejo no es lo contrario del pensamiento simplificante, él integra éste último: como diría Hegel, éste opera la unión de la simplicidad y de la complejidad e incluso se complementan y hace finalmente aparecer su propia simplicidad. En efecto, el paradigma de la complejidad puede ser enunciado tan simplemente como el de la simplicidad: mientras que éste último impone desunir y reducir; el paradigma de la complejidad nos empuja a encadenar distinguiendo.
   El pensamiento complejo es en esencia, el pensamiento que integra la incertidumbre y que es capaz de concebir la organización, que es capaz de encadenar, de contextualizar, de globalizar, pero, al mismo tiempo, de reconocer lo singular y lo complejo.